viernes, 2 de enero de 2015

Recreo



Por Miguel Galeano

  Un último encuentro en un año desesperado por terminar, personas que llenan la mesa de relatos vividos y se escuchan los cambios de vida, sólo poner el cuerpo en un lugar diferente es lo que puede aprender el coraje de uno mismo; ése que te enseña, aquél que te habla, y los aprendizajes vuelan, como burbujas, como aviones y me tiro del sexto en picada.
  Encuentros que fueron diferentes día a día, y el viaje inmenso de placer es mi satisfacción. Cuando se ríen, cuando hablan, cuando lloran, cuando se enojan, etc. Pero cuando conozco personas diferentes pero iguales de por sí, me emociona el corazón y crezco conociendo un mundo que jamás imaginé.
  Gracias.