domingo, 7 de septiembre de 2014

Gotas

Nos volvimos locos un lunes… volamos… y nos convertimos en gotas. Somos las gotas que le responden a Julio Cortázar, a partir de su texto “Aplastamiento de las gotas”. Reflexiones que surgieron a partir de una foto que armó el gran Ruben Rótolo, fotógrafo de la cooperativa y tutor de este taller.

Aplastamiento de las gotas
Por Julio Cortázar
Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro, qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes, mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol. Pero las hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran; me parece ver la vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.

Por Ana Na
  Aquí estoy: mirame.
  Mientras mis compañeras hacen malabares para poder sostenerse en esta vida, en cambio, yo estoy aquí y tengo la fuerza suficiente para poder subsistir.
  Soy más grande y mis brazos son fuertes y mis manos se aferran a la vida. No voy a caer, no voy a morir. ¡Subsistiré! A pesar del viento. Lucharé para no morir, pero no dejaré de sentir el dolor de mis compañeras muertas.

Por Facundo Arias

  Desde que caí, lo miro y suspira para nosotras. Cada vez que lo veo, agacha su cabeza y pone su mano en la frente, y suspira.
  Voy cayendo de a poquito, y cada vez me estiro más, él me mira fijamente.
  Yo no sé por qué él está triste, capaz será porque piensa que en el día de mañana no estaremos más.
  Ya está, caí al mármol, siendo libre. Por estar preso en una ventana y ahora libre con todos juntos, como en una familia.

Instrucciones para no dejar morir a la gota
Por María Silvina Prieto

  No me digas adiós, cuando sos vos el que tiene las instrucciones precisas para realizar todo en este mundo.
  a) Levantate y buscá entre tu colección de cosas inútiles un frasco de vidrio.
  b) Llenalo con agua hasta la mitad.
  c) Colocá el recipiente debajo de mí y de mis compañeras.
  d) El agua nos recibirá, amortiguará la caída, y no moriremos jamás.

Por Greco

  Yo no sé, mirá cómo escribe, compulsivamente, compasivamente. Nos ve caer pero no nos ve transmutando. Nada se pierde, todo se transforma, él lo sabe pero el hastío lo confunde. Cuando nos hayamos aburrido de saltar nos convertiremos en vapor y nuevamente a las nubes. ¿Por qué la muerte angustia tanto a los humanos?

Por Leíto Jara

  Tranquilo, Julio. Me voy a tirar un chapuzón y enseguida salgo, no tengas miedo que sé nadar, y no soy como las demás, que se ahogan en un vaso de agua.

Por María Daniela Yaccar
Soy la gota que rebalsó el vaso
en el último minuto. Segundo. Centésimo.
La molestia, el hastío. El último rasguño de un cristal quebrado.
Aunque lo quieras
no podrás librarte de mí.
Escribís sobre mí pero soy yo la que te observa
(como en un Gran Hermano).
Usás un paraguas roto o corrés creyendo que
yendo más rápido no te vas a mojar…
Ahora, cuando cruces la puerta,
te estaré esperando.
Me meteré en tu pelo,
y atravesaré tu cuerpo,
tan fría que te voy a quemar.

Por Julián Jara

  ¿Qué pasa Cortázar?
  ¿Por qué la lluvia te pone tan melancólico?
  Quedate tranquilo, que después de la tormenta siempre sale el sol.
  Somos una molestia para algunos, pero un bien necesario para otros.
  Mirá por la ventana y sonreí, que después de cada lluvia sale un arcoíris.

No hay comentarios:

Publicar un comentario