martes, 22 de marzo de 2016

Lunes por la mañana

Por Pamela Almirón

  Suena la alarma. Proceso de desperezación: incluye estiramiento de brazos y de piernas unidos a un aullido intimidador de lobos, que en sus últimos segundos finaliza con un intento de risa de Homero Simpson. Ducha despabiladora, agua bien caliente a todo vapor. Cambio de ropa. Agua que hierve veloz. Té listo, pan, galletitas, lo que venga. Chequeo de temperatura en programas que lo que menos hacen es alegrarte la mañana. Rímel y alguna otra cosa para 'revocar'. Salida a la calle. Camino cinco cuadras. Espero el bondi. Tarda o no tarda. Lleno hasta las manos. No tan lleno. Mirada de arriba abajo de algún señor o señora, disimulación: cero. Adentro, a veces perfume para soñar, u olor para rajar. Viaje con o sin lectura. Con o sin música. U conexión ventanil al mundo exterior que pasa como un flash. Llegada al CCC. Temprano voy al 6to piso. Llegada tarde voy al salón. Saludos abraceros con la profe y los compas. Mate para compartir, así como cosas ricas también. Charlas random. Clase-encuentro. Tarea. Ronda final. Vuelta con una mochila que pesa, pero pesa de aprendizaje, emoción, incentivos, motivación nivel infinito. Y sobre todo amor y pasión. Una mochila que te acompaña y es necesaria en el camino.

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