jueves, 25 de agosto de 2016

Nada: la desolación del sufrimiento

Por Ana Na

HISTORIA

  Hace algunos encuentros pasados de los días lunes tuvimos la visita del periodista encantador Luis Paz en nuestro Taller de Introducción al Periodismo conducido por Daniela Yaccar.

  Después de mucho diálogo y preguntas nos dio un trabajo para realizar. Uno de ellos fue hacer la reseña de una obra artística.

  Como a mí me gusta el tango de la vieja guardia, elegí, dentro mi enorme colección preferida, el tango "Nada", tema de popularidad y muy escuchado del maestro de larga trayectoria y ya desaparecido Julio Sosa, apodado el Barón del Tango, cantor uruguayo radicado en Argentina. Autor de varios temas famosos y acompañado por orquestas de primera línea.

  El tema fue compuesto en el año 1963.

ELECCIÓN

  Mi preferencia por este tema es porque cierro mis ojos y veo la imagen de su letra. Es como si tuviera grabada una película en mi memoria que jamás he visto.

  Siento en mí la desolación de aquél sufrimiento que me hace vibrar.

  En mi universal colección de tangos es uno de los que más me emociona. Tal vez porque la última vez que lo escuché, no hace mucho, la interpretación fue sensacional y me quedó registrado en la mente.

INTERPRETACIÓN

  A pesar de las contradicciones y de los comentarios de que ya no la encontraría mas, él fue nuevamente a buscarla. A ese viejo amor de un tiempo atrás, para decirle su arrepentimiento y encontrar su amor nuevamente.

  Ha podido llegar hasta su casa natal abandonada con el jardín destruido por el tiempo y convertido en un montón de yuyos.

  Cuando llegó a su umbral, la casa con un candado hizo que su corazón se detuviera y le hizo pensar que jamás volvería o que tal vez estuviese muerta. Que se fue para nunca más volver.

  Nadie que le pudiera decir alguna información y sólo la Nada llena de silencios y tristezas.

  "¿Dónde estás?", se preguntó para poder declararle su amor.

  Esa casa tan llena de recuerdos estaba recubierta por telarañas del tiempo y aquellas flores que la adornaban ya no están más.

  En su vida ha pasado mucho tiempo y el frío de la nieve congeló sus sentimientos al sorprenderse de no hallarla.

  Fue posible que aquellas flores y el rosal se hubieran muerto por su ausencia. Todo era lúgubre y con olor a muerte y dolor.
  
  Esa cruz que vio en el candado le hizo sentir más sufrimiento ya que quería nuevamente conquistar su corazón.
  
  Finalmente se alejó con tristeza y su confesión de amor trunca pero le pareció escuchar la voz de ella que de la Nada asomaba. Rezó por ella y nunca dejó de amarla.  

  Como señal de su partida una lágrima asomó, derramada y transformada en flor dejó en su puerta.

  
  Y así es como se va del lugar sin  haber encontrado Nada

No hay comentarios:

Publicar un comentario