Por Ana Na
HISTORIA
Hace algunos encuentros
pasados de los días lunes tuvimos la visita del periodista encantador Luis Paz
en nuestro Taller de Introducción al Periodismo conducido por Daniela Yaccar.
Después de mucho
diálogo y preguntas nos dio un trabajo para realizar. Uno de ellos fue hacer la
reseña de una obra artística.
Como a mí me gusta el
tango de la vieja guardia, elegí, dentro mi enorme colección preferida, el tango "Nada", tema de popularidad y muy escuchado del maestro de larga trayectoria
y ya desaparecido Julio Sosa, apodado
el Barón del Tango, cantor uruguayo radicado en Argentina. Autor
de varios temas famosos y acompañado por orquestas de primera línea.
El tema fue compuesto
en el año 1963.
ELECCIÓN
Mi preferencia por este tema es porque cierro mis ojos y veo la imagen de su letra. Es como si tuviera grabada una película en mi memoria que jamás he visto.
Siento en mí la desolación de aquél sufrimiento que me
hace vibrar.
En mi universal colección de tangos es uno de los que
más me emociona. Tal vez porque la última vez que lo escuché, no hace mucho, la
interpretación fue sensacional y me quedó registrado en la mente.
INTERPRETACIÓN
A pesar de las
contradicciones y de los comentarios de que ya no la encontraría mas, él fue
nuevamente a buscarla. A ese viejo amor de un tiempo atrás, para decirle su
arrepentimiento y encontrar su amor nuevamente.
Ha podido llegar hasta
su casa natal abandonada con el jardín destruido por el tiempo y
convertido en un montón de yuyos.
Cuando llegó a su umbral,
la casa con un candado hizo que su corazón se detuviera y le hizo pensar que
jamás volvería o que tal vez estuviese muerta. Que se fue para nunca más volver.
Nadie que le pudiera
decir alguna información y sólo la Nada llena
de silencios y tristezas.
"¿Dónde estás?", se
preguntó para poder declararle su amor.
Esa casa tan llena de
recuerdos estaba recubierta por telarañas del tiempo y aquellas flores que la
adornaban ya no están más.
En su vida ha pasado
mucho tiempo y el frío de la nieve congeló sus sentimientos al sorprenderse de
no hallarla.
Fue posible que
aquellas flores y el rosal se hubieran muerto por su ausencia. Todo era lúgubre
y con olor a muerte y dolor.
Esa cruz que vio en el
candado le hizo sentir más sufrimiento ya que quería nuevamente conquistar su
corazón.
Finalmente se alejó con
tristeza y su confesión de amor trunca pero le pareció escuchar la voz de ella
que de la Nada asomaba. Rezó por ella y nunca dejó de amarla.
Como señal de su
partida una lágrima asomó, derramada y transformada en flor dejó en su puerta.
Y así es como se va del
lugar sin haber encontrado Nada…
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